jueves, 10 de noviembre de 2011

Mix

El 18 de enero de 1920 entró en vigor en EEUU la famosa “Ley Seca”, promovida por el senador Volstead, quien justo a las doce de la noche dijo estas palabras para celebrar dicha ley y que pasarían a la historia, según se cuenta en algunos libros que estudian la época:

Esta noche, un minuto después de las doce, nacerá una nueva nación. El demonio de la bebida se irá para siempre. Comienza una nueva era de mejores modales y espíritus limpios. Los barrios bajos desaparecerán. Las cárceles y reformatorios se vaciarán y los transformaremos en graneros, almacenes y fábricas. Todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán las mujeres y no habrá niños infelices. Se han cerrado para siempre jamás las puertas del infierno.”

La buena voluntad del senador está fuera de toda duda, pero no solo no fue así, sino que a causa del incumplimiento de dicha ley se dice que se detuvo a cerca de 150.000 personas, hubo más del doble de multas y cerca de 50.000 personas terminaron en la cárcel. De ellas, cerca de 3.000 eran médicos, ya que eran los únicos que podrían prescribir alcohol de forma terapéutica. La mafia creció como nunca y las buenas intenciones del senador Volstead crearon un desastre aún mayor.

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El primero y el último de los puestos en la lista de países que figura en el reciente tema de portada de Newsweek, “El informe sobre el adelanto de la mujer en el mundo de 2011”, evocan imágenes de dos mundos diferentes.

En el primer puesto de la lista –“Los mejores lugares para ser mujer” –, vemos los habituales “sospechosos”: Islandia y los países escandinavos, los Países Bajos, Suiza y el Canadá. En ese planeta, vemos calificaciones sobresalientes en cinco categorías del estudio: justicia, salud, educación, economía y política. Las mujeres están superando a los hombres en la obtención de títulos universitarios (Estados Unidos), se está expulsando de sus hogares a los maltratadores y vigilándolos electrónicamente (Turquía) y se está eligiendo a primeras ministras (Dinamarca y Australia).

Ahora observemos el otro planeta: “Los peores lugares del mundo para ser mujer”. En el Chad, el peor de los peores, las mujeres “casi no tienen derechos jurídicos” y niñas de tan sólo diez años son entregadas en matrimonio, cosa que también sucede en el Níger, el lugar que ocupa el séptimo puesto en la lista de los peores para una mujer. La mayoría de las mujeres de Malí –el quinto de esa lista– han quedado traumatizadas por la mutilación genital femenina. En la República Democrática del Congo, 1.100 mujeres son violadas todos los días.  En el Yemen, los hombres tienen libertad para apalear a sus esposas cuando les apetezca.


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En 1886, en la ciudad de Chicago, doscientos mil trabajadores iniciaron una huelga reclamando la jornada de ocho horas diarias de trabajo. Después de una explosión (murió un policía), tiroteos a los trabajadores, detenciones arbitrarias, torturas, juicios sumarios sin pruebas y contra todo procedimiento jurídico serio, se procedió a sentenciar a la horca a cinco dirigentes sindicales. Con posterioridad a la ejecución de la sentencia, miles de obreros fueron despedidos, perseguidos, torturados, tiroteados, procesados y condenados, en su mayoría, italianos, españoles, alemanes, polacos, rusos e irlandeses. Pero se consiguió lo que parecía imposible y la jornada de ocho horas fue una realidad, gracias al sacrificio y la sangre de estos y otros muchos trabajadores por el resto del mundo.

Ese fue el origen de la celebración del Primero de Mayo.

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Robert Lucas, premio Nobel de Economía en 1995, tuvo que ceder la mitad a su mujer Rita. Esta última, que estaba en trámites de divorcio desde hacía siete años, tuvo el cuidado de añadir al contrato de separación la siguiente cláusula: La esposa percibirá el 50 por cien de cualquier premio Nobel, en el caso en que Robert E. Lucas lo obtuviera antes de 31 de octubre de 1995. La buena noticia llegó quince días antes de que expirase la fecha fatídica y Robert Lucas, buen perdedor, se consoló diciendo: “Un trato es un trato”. Pero también es casualidad que justo cuando sólo faltaban quince días para que expirara el contrato le dieran el Nobel por haber desarrollado y aplicado la hipótesis de las expectativas racionales y haber, por tanto, transformado el análisis macroeconómico y profundizado la comprensión de la política económica. Lo malo es que su ex-esposa parece que tomó muy buena nota de esa teoría y en una perfecta aplicación práctica hizo una perfecta anticipación racional y se llevó un buen premio.
Quizás se puediera consolar pensando que Einstein donó íntegramente su premio a su ex-mujer Mileva.

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George Orwell dijo esto en su ‘Notas sobre el nacionalismo’, escrito ¡en mayo de 1945!:

“Existe una minoría de intelectuales pacifistas cuya motivación real, aunque no confesada, parece ser el odio a la democracia occidental y la admiración por el totalitarismo. En general, la propaganda pacifista se reduce a afirmar que un bando es tan malo como el otro, pero si se examinan atentamente los escritos de los intelectuales pacifistas más jóvenes, se descubre que no expresan en absoluto una desaprobación imparcial, sino que atacan casi únicamente a Inglaterra y a los Estados Unidos. Además, muchas veces no condenan la violencia como tal sino solo la violencia usada en defensa de los países occidentales.”

¿No suena mucho al actual apoyo/simpatía que reciben dictadores como el iraní o el cubano simplemente por ser anti-norteamericanos?

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