jueves, 2 de febrero de 2012

Preguntas retóricas

Yo estoy de acuerdo en que si alguien dice que su ciudad se llama Lleida los demás no lo traduzcamos a Lérida ya que cada uno tiene derecho a llamar al sitio de donde viene como quiere, pero entonces, ¿Por qué decimos Londres si los londinenses dicen que su ciudad se llama London, por qué nos empeñamos en llamar Alemania a un país que ellos denominan Deutschland? Es decir, a un catalán que le moleste que alguien de fuera de Cataluña diga Gerona en lugar de Girona, ¿No debería entonces dejar de traducir el mapa político del globo terráqueo al catalán o al castellano? 

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La ignorancia explica muchísimas cosas, tanto de la historia como de la actualidad. Eso lo podemos ver muy claramente en el fanatismo religioso, propio de sociedades poco culturizadas como la Europa del Medievo o el Afganistán de los talibanes. Afortunadamente no es nuestro caso, tenemos acceso a muchísima información y por lo tanto nuestras opiniones acerca de los más variados temas pueden tener una base cultural gracias a los medios de comunicación como la TV o los libros y sobre todo gracias a Internet.

Gracias a internet podemos conocer el programa político de un partido antes de votarle o conocer los aspectos fundamentales de la Biblia antes de decidirnos a creer que tiene inspiración divina o el catecismo antes de decidir profesar la religión católica. Pero la mayoría no lo hace y siguen comportándose por impulsos, tradiciones, supersticiones o incluso miedos, al igual que nuestros antepasados.

¿Es normal que con toda la información que tenemos gastemos nuestras energías en conocer los entresijos de la vida de los “famosos” o de nuestro equipo de fútbol y no en conocer la política y la religión que actualmente dominan nuestra sociedad?

Y es que todos tenemos derecho a nuestra parcela de frivolidad pero si no nos interesa quién nos gobierna o quién nos puede gobernar ni si hay o no vida después de la muerte y en qué se basan quienes creen en ella, ¿qué nos va a preocupar?

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¿Por qué consideramos normal pagar tasas por hacernos y renovarnos el DNI, el permiso de conducir, el pasaporte…que al fin y al cabo son obligaciones impuestas por la Administración y nos sorprendemos de que se aplique una tasa a las recetas  son una necesidad personal? 

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¿Qué es más impresionante, que hace más de 40 años hubiera tecnología como para llevar una nave tripulada a la Luna y hacerla regresar o que tal acontecimiento fuera emitido en directo incluso en países tan atrasados tecnológicamente entonces como España?
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¿Se imaginan a un vendedor de pipas que arriesga su dinero y trabaja las horas que hagan falta para sacar un beneficio tuviera que competir con una tienda pública con funcionarios como empleados y en la que el capítulo de gastos prácticamente no tuviera fondo porque recurre al dinero de todos los ciudadanos?
Pues es fácil aplicárselo a las televisiones privadas y públicas en cuestiones como la exclusiva de las carreras de motos en TVE1 o el que TV3 se gaste una millonada en ofrecer en catalán la Fórmula 1 que la mayoría vemos gratis en la Sexta.

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