miércoles, 31 de octubre de 2012

Mix


Jorge Alcalde:

Cuando uno mira al cielo, le asalta la impresión de que está asomándose a un abismo… y siente vértigo. El cosmos es para nosotros el reino de lo lejano, el espacio donde yace todo aquello que nunca podremos tocar. Lo que ocurre, sin embargo, es todo lo contrario. Encaramarse a una noche estrellada sin luz artificial, arropados por la bóveda de perlas que nos protege, es en realidad mirarse a uno mismo; es adentrarse en el mejor conocimiento de lo que somos. No hay nada más cercano que el cielo, nada más propio de nuestra condición que dejarse asombrar por el brillo de un planeta. No hay nada más humano que el choque de dos galaxias a millones de años luz de nosotros. Todo lo que nos ha ocurrido como especie, todo lo que les ocurrió a las especies que nos precedieron y habrá de ocurrirles a las que nos sigan está íntimamente unido al devenir de los astros.



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Decía Lucio Anneo Séneca en sus Cuestiones naturales:

“Llegará una edad en la que una investigación diligente y prolongada saque a la luz cosas que hoy están ocultas. Llegará una época en la que nuestros descendientes se asombren de que ignoráramos cosas que para ellos son tan claras”

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En la lista pinchar en el pintor que se quiera o en el cuadro que guste o en el cuadro o pintor que salen en pantalla http://www.mystudios.com/artgallery/

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Jorge Alcalde:

Otras civilizaciones, miles de años más antiguas que la nuestra, aprendieron a mirar al firmamento y a interpretar sus signos. Supieron descubrir el tránsito aparente de las estrellas ante sus ojos quietos, la anunciación de los cambios de estación, el milagro de los eclipses, la bella rareza de las conjunciones, el reinado de las supernovas, el inquietante viaje de los cometas. A veces, a todo ello le dieron forma de superchería: elaboraron explicaciones sobrenaturales con las que a un tiempo saciaron su sed de conocimiento y sofocaron el miedo a la pequeñez humana. Pero otras veces aquella paciente observación de la bóveda celeste configuró un saber pre-científico susceptible de ser aplicado al curso de los días. Conocer los entresijos de los solsticios, cuantificar la influencia de la Luna en las mareas, calcular el paso del tiempo con exactitud, orientarse en la inmensidad de un mar mirando a las estrellas… fueron saberes comúnmente utilizados por agricultores, pescadores, marineros y artistas.

Hoy, el ciudadano medio es apenas capaz de reconocer cómo estará la Luna mañana. Por eso el cosmos nos parece tan injustamente lejano. Y por eso somos tantos los que sentimos admiración por el puñado de hombres y mujeres sabios que todavía hoy dedican su vida a interpretar sus signos. Han sustituido su mirada desnuda por potentes telescopios (algunos de ellos navegan a bordo de naves espaciales) que envían miríadas de información a ordenadores repartidos por todo el mundo. Han trocado la superstición y el miedo por el parsimonioso avance del método científico. Han cambiado los vestidos sacerdotales y el cetro de chamán por la bata blanca y un vaso de plástico lleno de café recalentado. Pero se mantienen insomnes esperando encontrar, en el mismo firmamento que horadó la mirada de nuestros abuelos, un signo que albergue una respuesta.

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Visitando la catedral de Córdoba http://www.catedraldecordoba.es/visita/index.html

jueves, 25 de octubre de 2012

Breve reflexión


El otro día leí una anécdota reveladora:

El propio premio Nobel de literatura, Gabriel García Márquez, contó en muchas ocasiones una curiosa anécdota sobre la simbología de una de sus obras.
Resulta que en una ocasión el hijo de Gabriel García Márquez, Gonzalo, se presentó a un examen de literatura en Londres y dio la casualidad de que una de las preguntas del cuestionario versaba sobre una de las obras de su padre, en concreto del libro “El coronel no tiene quién le escriba”. La pregunta era: “¿Qué representa la figura del gallo en el libro ‘El Coronel no tiene quien le escriba?’” Aquello era muy fácil para el joven Gonzalo que estaba harto de escuchar a su padre explicar en casa que aquel gallo que hereda el viejo coronel, que se pasa la vida en su casa llena de deudas mientras espera la pensión, simbolizaba la legendaria gallina de los huevos de oro.
Pues bien, la respuesta le fue dada como incorrecta, ya que el profesor sólo dio por buena la contestación que él había explicado a los alumnos que era que el animal representaba la fuerza popular reprimida.

Como vemos, nadie puede saber, por muchos estudios que tenga, qué es lo que realmente quiere decir alguien cuando escribe algo, y si además el que escribe a su vez cuenta hechos y dichos de una tercera persona, también hay una interpretación subjetiva más, que va aumentando según haya más personas dando sentido a lo que ven, oyen o leen. Así pues, ¿Cómo puede haber una sola persona en este mundo que pueda afirmar que sabe con certeza cuál era la intención de Jesús cuando dicen que dijo -y otro escribió- algo hace dos mil años? Es más, si alguien es capaz de empeñarse en saberlo es que no es humilde y por lo tanto, ¿No está demostrando con claridad que no es un buen cristiano?

jueves, 18 de octubre de 2012

Preguntas


La Biblia señala (I Timoteo 2, 5) que “sólo existe un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”, sin embargo ¿Por qué se insisten en las homilías católicas en la intercesión de la Virgen y los santos?
 
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¿Cómo puede alguien defender aún –como hace la iglesia católica- que el sexo sólo debe tener intenciones procreadoras, cómo se explica que ocho mil terminaciones nerviosas se concentren en un diminuto punto -el clítoris-, qué se supone que debemos hacer, ignorarlo porque no tiene nada que ver con el aparato reproductor femenino, amputarlo como afirman algunos radicales africanos?
 
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¿Por qué nadie habla de las 500 mil mujeres que se prostituyen a diario en España ni por el aspecto social ni por el aspecto económico?, ¿Vamos a seguir ignorando el problema?
 
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Fijaos en esta curiosa anécdota real tomada de la web curistoria:
 
“En el siglo XVIII el Vaticano había prohibido cualquier copia escrita del Miserere de Gregorio Allegri, bajo pena de excomunión. Compuesto durante el papado de Urbano VIII (1630, aproximadamente) se utilizaba en algunas ceremonias en la Capilla Sixtina durante la Semana Santa. Como decía, se prohibió su transcripción a una partitura y su interpretación fuera de aquel lugar y servicios religiosos, bajo pena de excomunión, amenaza de mucho poder en aquellos tiempos. Según cuentan algunas cartas de la época, cuando Mozart tenía 14 años, visitó Roma y tuvo ocasión de escuchar aquella obra durante un oficio un Miércoles Santo. Después de la ceremonia, el prodigioso muchacho, escribió totalmente el Miserere en una partitura a partir de su memoria. Sólo lo había escuchado una vez y fue capaz de transcribirlo, pero volvió dos días después, Viernes Santo, para escucharlo de nuevo y corregir algunos pequeños fallos.
Después de un tiempo su copia se hizo pública y el Vaticano levantó la prohibición sobre la composición. Finalmente, no hubo excomunión e incluso el Papa alabó la capacidad de Mozart, que ya siendo un jovencito demostraba que la música tenía pocos secretos para él. Por cosas como esta nadie discute el “genial” que va siempre delante de Mozart.”
 
¿Y ahora nos quejamos de la SGAE cuando la iglesia católica amenazaba con la excomunión a quien copiara y/o interpretara una obra musical? ¡Pensar en la de gente que –como le pasa actualmente a muchos- pensaba que los que dirigían la iglesia entonces eran hombres santos!

jueves, 11 de octubre de 2012

Otra breve reflexión

Puede que no tenga el mismo valor moral el que dona dinero a los pobres sin esperar nada a cambio que el que espera una recompensa fiscal por ello.
Igualmente es posible que los que somos buenas personas porque sí, seamos mejores que las que lo son esperando por ello una recompensa.
Es por ello que el que una persona sea buena pero que a la vez cree que hay un Dios Todopoderoso que le vigila constantemente y que le castigará durante toda la eternidad con el infierno si es mala y por el contrario le premiará con el paraíso si se porta bien, quizás pueda parecer menos meritorio.

jueves, 4 de octubre de 2012

Mix


La tribu de los Koraba descubierta en las entrañas del Amazonas en 1989 por Marco Valdés ostenta el record de relaciones poligámicas, incestuosas y antropofágicas de cuantas comunidades primitivas puedan existir sobre la faz de la Tierra. Al igual que en la tribu de los Thun, las adolescentes se inician en un rito de madurez que consiste en ingerir el semen de sus abuelos paternos mediante felaciones continuas durante tres días. La semilla de la vida y la experiencia se traspasa así a las generaciones más jóvenes. Cuando uno de sus miembros perece es descuartizado y cocinado para servir de alimento a la comunidad y así preservar el alma del difunto dentro de la tribu. Las mujeres que quedan embarazadas deben ser cubiertas por todos los demás varones de la comunidad para que el nacido sea un miembro homogéneo de la tribu.

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Cómo se hizo el primer virus informático 


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Manuel J. Prieto:
El listado de las siete maravillas del mundo antiguo es el siguiente:

La Gran Pirámide de Giza, construida bajo el mandato del famoso faraón Keops y ubicada, como su nombre indica, en Giza, en Egipto. Data de hace casi 50 siglos (2570 a.C. aproximadamente) pero es la única de las siete que aún puede ser contemplada. Todo un ejemplo de longevidad.

Los Jardines Colgantes de Babilonia, situados en la actual Iraq y que fueron construidos en torno al año 600aC. Estuvieron allí algo más de cinco siglos, hasta que los partos acabaron con la ciudad de Babilonia, incluidos los jardines.

El Templo de Artemisa, en Éfeso (actual Turquía) fue puesto en pie en torno al 550a.C. Doscientos años después un incendió acabó con él. Volvió a ser construido por orden de Alejando Magno en el 323a.C. y los godos acabaron con él en el año 262.

La Estatua de Zeus en Olimpia, Grecia, obra de Fidias allá por el 430a.C. permaneció unos ocho siglos lustrosa hasta que Teodosio II mandó su derribo.

La Tumba del rey Mausolo, estaba en la ciudad griega de Halicarnaso (actualmente Turquía) desde el 353a.C. Es la maravilla que más cerca a nuestro tiempo ha llegado, hasta 1404. En este caso, un terremoto fue el culpable. De aquí viene la palabra mausoleo.

El Coloso de Rodas, construido en torno al 285a.C. estaba en la entrada del puerto de Rodas, la isla griega. También en este caso un terremoto lo mandó al suelo poco más de medio siglo después. La menos duradera de las maravillas.

Y por último, el Faro de Alejandría, que estaba en Alejandría (Egipto), en la isla de Pharos, que fue creado entre 285a.C. y el 247a.C. En el siglo XIV otra vez los terremotos lo arruinaron. El nombre de la isla y este monumento dieron nombre al resto de faros que en el mundo han sido.

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“El 24 de junio de 1812, Napoleón Bonaparte y casi 700.000 hombres cruzaban el río Niemen rumbo a Moscú. La guerra contra Rusia terminó seis meses después, cuando las tropas francesas fueron expulsadas. Menos de 30.000 soldados napoleónicos sobrevivieron a la incursión. Ahora, un equipo de investigadores galos ha descubierto un nuevo culpable de tal debacle: los piojos corporales, portadores de los parásitos del tifus y la fiebre de trinchera (…). Se calcula que, de los 25.000 que llegaron a Vilna la actual capital de Lituania, sólo 3.000 sobrevivieron”.

Al final parece que las enfermedades y las precarias condiciones de vida de los soldados pudieron más que el ejército enemigo. Un enemigo pequeño y silencioso como el piojo fue más mortífero que las balas de cañón. A veces lo que no se ve demasiado bien es lo realmente peligroso.