jueves, 28 de marzo de 2013

La monarquía como concepto y el caso del jefe de estado español


Es obvio que si el único requisito para ser rey es ser el hijo (generalmente varón) mayor de otro la probabilidad de que ese rey al cabo de pongamos diez generaciones, sea el más apropiado es estadísticamente muy baja pues no hay un criterio de selección válido. Alguno me dirá: “hombre, es que al ser el hijo mayor de un rey se le educa para que sea un buen rey” y no me queda otra que responderle que no creo que ninguno eduque a sus hijos para que sean maltratadores de mujeres ni drogadictos ni asesinos y sin embargo, por mucha buena educación que quieran insuflar los padres, lo cierto es que cada uno es como es y es muy probable que, por pura estadística, de diez reyes haya varios torpes pero, lo que es más grave, que haya al menos uno que sea malo, es decir, mala gente, mala persona. Porque si el ser hijo de alguien fuera garantía de algo aplicaríamos ese mismo principio a todas las profesiones y no lo aplicamos a ninguna, ¡cuántos tenderos han querido enseñar su vocación a su hijo para que siga el negocio familiar y cuanto más lo han intentado más rechazo han encontrado en su retoño!

Así pues, elegir un jefe de estado por ser hijo de otro es un riesgo absurdo y contradictorio con la idea de la democracia. Hasta para elegir los jueces más importantes del estado –algo que exige una preparación que se escapa del dominio público- interviene el Parlamento. Por otra parte, en España en concreto estamos empeñados en que como el rey que hay sirvió en unos años clave como fueron los de la Transición como figura cohesionadora, eso justifica que el tal Felipe sea necesario y, dado que ha sido muy bien educado (esto se lo imagina la mayoría porque ha ido a colegios muy caros en el extranjero) también será un buen rey. Suposición a todas luces arriesgada.

Bien, no quiero discutir la figura del rey Juan Carlos, elegido por Franco como sucesor, educado personalmente por él y bajo sus directrices y que pasó por delante de su padre en la sucesión por deseo del citado general. Y no lo voy a hacer porque es muy difícil sin conocer a alguien saber si las cosas que hizo las hizo por convencimiento o porque las circunstancias lo llevaron a hacerlas. Lo que sí quiero resaltar es que, por el contrario de lo que la mayoría cree, el rey tiene bastante poder, lo que pasa es que, habitualmente, no lo utiliza, pero eso no quita para que la Constitución le haya dado muchísimas prerrogativas (aquí se pueden consultar enteras: http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/constitucion.t2.html ). 

Hago un breve resumen de lo que el rey puede hacer, si quiere: hacer lo que le de la gana en cualquier ámbito de la vida porque su figura es “inviolable y no está sujeta a responsabilidad”, quitar al príncipe la posibilidad de ser rey si éste se casa con alguien que él no apruebe, vetar una ley aunque la apruebe el Parlamento (contrariamente a lo que la gente piensa si él no firma la ley, no vale), convocar o disolver las Cortes (por ejemplo, si no quiere proponer a nadie para formar gobierno), vetar a un ministro, no proponer a un presidente autonómico aunque sea el más votado o el que más apoyos parlamentarios tenga; como jefe de las fuerzas armadas puede ordenar a un general a que desobedezca al parlamento (de hecho, el famoso 23-F de 1981 tuvimos la prueba porque si él hubiera decidido –nadie sabe motivado por qué tomó una decisión en vez de otra pero tardó bastantes horas en “informarse” antes de pronunciarse, eso parecen olvidarlo muchos- apoyar a los militares sublevados quizás no tendríamos democracia ahora), indultar a cualquier persona que haya sido condenada por la justicia (excepto al presidente y los ministros si la acusación es traición, curiosa excepción), vetar a un embajador, un tratado internacional, incluso una declaración de guerra puede vetar si quiere, elegir a quien quiera dentro de la “casa real”... 

Con lo que tenemos que el rey sí tiene poder, sus poderes de hecho están en muchos aspectos por encima del ejecutivo, legislativo y judicial, lo que ha pasado es que este rey no se ha salido nunca de lo que se esperaba de él y ha actuado respetando siempre las decisiones del parlamento, al menos que sepamos (lo cual no es una gran garantía porque ni siquiera conocemos su patrimonio). Pero eso no nos garantiza que el próximo o el siguiente o el que siga al siguiente lo vaya a hacer, por eso es un riesgo tener una monarquía que se basa en elegir a alguien por ser hijo de otro. 

Luego está el tema de los gastos, que no son sólo que sean excesivos, es que no son ciertos y encima son oscuros. Son oscuros porque de esa asignación a la Casa Real no hay ningún documento público que detalle –cosa que en Holanda por ejemplo sí pasa- en qué se gasta cada uno de esos euros y no son ciertos porque eso sólo son los gastos que gestiona el rey pero los costes de la Casa Real son mucho mayores, ¿o es que es barato que el estado se ocupe de la seguridad de los hijos y los maridos de las infantas? En el complejo de la Zarzuela, salvo contadas excepciones, todos son funcionarios. Los hay militares y civiles de todos los ministerios, de las comunidades autónomas o del Poder Judicial que dan apoyo y servicio al Rey. Sus sueldos los paga el ministerio correspondiente ¿Cuántos hay? No se sabe. Según el real decreto 434/1988, el personal funcionario civil o militar, así como los eventuales, perciben sus retribuciones del organismo del que dependan a través del Ministerio de Administraciones Públicas. Los siete cocineros y el chef son militares y por tanto, su sueldo no sale de la partida de la Casa Real, sino del Ministerio de Defensa. Al margen de cuántos empleados sean, todos reciben un sobresueldo mensual que declaran a Hacienda y que, en el ámbito palaciego, denominan «gratificación» que sí sale de los presupuestos de la Casa Real. Algunos de ellos, una vez que causan baja, continúan recibiendo una asignación de por vida, aunque trabajen para la empresa privada.

Patrimonio Nacional viene a ser como el casero de la Zarzuela, y como todo propietario de vivienda, está obligado a mantenerla. No tienen un personal fijo destinado allí, sino que fluctúa según las necesidades. Lo que gastó el año pasado Patrimonio en mantener la casa del Rey y del Príncipe no es público. Os preguntaréis que si tiene la mayor parte de los gastos pagados, ¿en qué gasta el Rey esa partida presupuestaria? En lo que se puede nombrar supongo que estarán sus viajes privados, cuentas de restaurantes, asignaciones para sus hijas, el sueldo del Príncipe, algún préstamo a su familia (como en aquella ocasión que le dejó dinero a su cuñado el doctor Zurita) o trajes de noche (hace años se publicó que la Reina y las Infantas gastaban una media de 1.800 euros en cada traje de noche…). 

Resumiendo: nos encontramos con que la monarquía supone un déficit democrático para España y un riesgo para su gobernabilidad, actual o futura. Ahora hay que plantear si hay alternativa. Para ello podemos comprobar los tres ejemplos que hay en el mundo actualmente: 

-Jefe de estado elegido por todos pero como figura decorativa, tiene incluso menos poder que el rey británico o español: es el caso del presidente de la república de Italia, o de Alemania o de Israel. Sus ventajas es que gasta poco y siempre se puede recurrir a él en caso de grave crisis política…normalmente está por encima de las rivalidades políticas y es una figura de consenso, algo así como el presidente del Tribunal Constitucional 
-Jefe de estado elegido por todos pero con bastantes poderes, caso francés por ejemplo, está metido en la confrontación política, de él dependen los asuntos exteriores y tiene bastante poder. Creo que sólo se da en Francia y no parece un modelo muy atractivo ya que cuando coincide que el primer ministro y el presidente son de diferentes partidos el interés nacional a veces queda por debajo de la rivalidad. 
-Jefe de estado que es también el primer ministro que es el caso norteamericano, eso hace que una sola persona tenga mucho poder aunque si ese poder está bien controlado por las cámaras puede darse un buen equilibrio. De hecho, de momento en USA ha funcionado ese sistema bastante bien aunque también es verdad que es porque no hay la disciplina de partido que existe aquí ni la rivalidad política en el sentido europeo ya que las diferencias de programa entre republicanos y demócratas son mínimas y a veces hay republicanos que apoyan medidas de un presidente demócrata y al revés y desde luego las críticas a la presidencia son mucho menos hirientes que en Europa. Aunque fuera un modelo válido no parece que encajara en el estilo español. 

Así pues, lo que parece mejor es algo que ya tenemos: un jefe de estado que tranquilice en momentos de grave crisis pero sin un poder efectivo. Eso sí, si el sistema fuera republicano, lo elegiríamos entre todos y para elegirle le exigiríamos algo más que su carnet de identidad. Podría elegirlo el Parlamento con una mayoría de 3/4 o de 2/3 partes como se eligen otros cargos como el ya citado del presidente del Tribunal Constitucional, cambiaría periódicamente (pongamos cada diez años) y sus gastos, aunque correrían a cargo de todos, estarían especificados y serían de dominio público. 

Al que le guste mucho Felipe de Borbón le puede intentar convencer de que se presentara como candidato a Presidente de la República que seguro que mucha gente estaría a favor y el PP y el PSOE seguramente... y sin problemas, porque yo no estoy criticando a las personas sino a la institución ya que Felipe puede que sea un gran rey pero nada me garantiza que lo vaya a ser su hija. NADA. Y eso es un riesgo que no deberíamos asumir

2 comentarios:

  1. Estas muy confundido y no se ni por donde empezar, la verdad.

    El rey no tiene realmente ningun poder mas allá de ser un embajador muy caro o un jefe de Estado muy barato.

    Las monarquias no tienen sentido en la actualidad asi que si se mantiene es porque se valora al monarca pero mañana puede liquidarse.

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  2. Dices que no tienen ningún poder pero en el artículo hay un link oficial que dice lo contrario. Además, todo el mundo dice que gracias a él se evitó el golpe de estado de 1981 luego es una forma de reconocer que sí que tiene poder.

    Y eso de que mañana la monarquía puede liquidarse... precisamente lo positivo de la democracia es que si alguien no convence, se le cambia. Al rey no se le vota luego no hay forma fácil de quitarlo.

    En cualquier caso, sigue siendo absurdo que elijamos senadores o diputados europeos pero no podamos elegir al jefe de estado.

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